
EL ALPUJARREÑO
NUESTROS ACEITES
La tradición olivarera, al igual que la vid, se extiende en La Alpujarra durante el periodo andalusí, habiendo constancia de almazaras -fábricas de aceite- ya en esa época. Dicen las crónicas que, en tiempos de Isabel II, el aceite que se consumía en palacio lo hacían llegar desde Órgiva y Almegíjar, por su “sabor intenso y exquisito paladar”.Hasta no hace mucho, cada pueblo contaba con una o dos almazaras, donde cada familia llevaba su cosecha de aceitunas, que se iba almacenando en los “atrojes” -o trojes-, procediendo a la molturación cuando estaban llenos. El molino se quedaba el 10% del aceite, la denominada “maquila”. Hoy ha desaparecido la maquila, la oliva entra fresca y se procede a su molturación, evitando el almacenaje. Dando como resultado un natural y auténtico “zumo de aceitunas”